Anoche volvió a caer algo de ceniza, aunque cada vez menos. Entre ayer y hoy a la mañana el ambiente se secó y por lo tanto era más probable recibir polvo y arena de algún techo o árbol. A la tarde se largó a llover y esto aplaca el polvo, aunque en el caso de los árboles pasa a llover barro.
Hoy estuvo nublado en Patagonia, así que no hubo imagen satelital que valga. Tampoco las webcam chilenas que tanta promoción les hice ayer. Pero hice algo que venía con ganas desde hace unos días y es comparar lo caído del cielo, a lo que englobamos como ceniza volcánica. Como habrán notado yo hago la diferencia entre arena, polvo y piedra pómez. Otros también hicieron la distinción y les han discutido que es todo ceniza. Por lo general quienes discuten viven en otras partes del país.
Primero veamos el conjunto. En primer plano y de izquierda a derecha tenemos polvo, arena y piedra pómez. Atrás tenemos PIEDRA pómez. Esa pequeña regla es de 10 centímetros.
La arena es lo que cayó en Bariloche en la tarde y noche del 4 de Junio. Son partículas entre 0,5 y 2 milímetros.
La piedra pomez es lo primero que arrojó el lago a la playa del Ñireco (mi sitio de referencia). Son partículas de 1 a 4 milímetros.
La piedra pomez grande tienen entre 10 y 40 milímetros. Se le ve la porosidad a la piedra y donde se nota lo liviana que son porque uno ve una piedra y sostiene aire. Es lo que cayó en Villa La Angostura cuando nos caía arena y que trajo el lago en esas lenguas marrones de los últimos días.
Básicamente estas tres cosas son lo mismo de diferente tamaño. Se nota porque son muy livianos y absorben rápidamente la humedad.
Por último el polvo tiene partículas que para medir necesitaría un micrómetro. Es tan fino que parece talco aunque al microscopio se ve como cristales llenos de puntas. Es la peor forma de ceniza volcánica porque se mantiene flotando en el aire, se levanta y dispersa muy fácil, irrita ojos y garganta y se mete por todo resquicio mecánico. Como es abrasivo, pule todo lo que toca, lo que es un problema para los conductos y las piezas móviles como ejes. Desde hace mucho tiempo que se usa este mismo polvo como abrasivo en productos como Odex y dentífricos. En 1960 la gente juntó la ceniza caída y la usó durante años para limpiar.
Bueno, después de esta descripción que les acabo de hacer, resulta que este polvo es lo que cayó estas dos semanas en la estepa, con el agravante de que nunca les llovió y por lo tanto la gente vive envuelta en nubes de polvo suspendido, ya que con el viento o con la misma actividad lo que se asienta se vuelve a levantar. La única no-contra que tiene esta ceniza es que es químicamente neutra por lo que no tiene el agravante de ser ácida o alcalina, que habría complicado aun más la situación.
Sobre las ventajas hay un mito dando vueltas que dice que la ceniza enriquece a la tierra. Lamento informar que no es así. Lo que enriquece la tierra es la lava basáltica una vez que se enfría y desintegra, un proceso que puede tomar siglos. La piedra pómez es bastante magra en minerales, pero lo compensa con un detalle curioso: la porosidad. Es una piedra-esponja que absorbe agua y la retiene. Como descubrieron en Los Antiguos tras la erupción del volcán Hudson en 1991, al mezclar la tierra con la piedra pómez se logró mejorar la retención de humedad del suelo, algo que sí pudieron aprovechar las plantas. Con este efecto de esponja las plantas soportan mejor los períodos de sequía y pueden prosperar. No es gracias a los minerales, sino al agua. Así que lo mejor que podemos hacer ahora es pasar un rastrillo o un buen arado y la naturaleza hará el resto.