Caviahue – Abril de 2013

Caviahue – Abril de 2013

Con el cimbronazo del volcán Copahue en Diciembre pasado, el pueblo de Caviahue salió a hacer promociones por todos lados. Y en esos giros de la vida terminamos visitándolo después de Semana Santa. No lo conocía y realmente debí haber ido hace tiempo. Es como viajar a otro planeta, o a otra época muy remota.

Llegamos al pueblo de Caviahue de noche, en medio de una tormenta de aguanieve. Al día siguiente amaneció despejado y con nieve muy cerca. A la mañana fuimos a la laguna Escondida, que está a media hora caminando desde el pueblo y es un excelente primer contacto con los bosques de araucarias.




A la tarde fuimos hasta las Termas de Copahue, que están a unos 20 Km de Caviahue. El camino sube por las laderas del volcán y parece un paisaje marciano, aunque con algunos carteles curiosos que dicen «no salga del camino, suelo a 80 grados». Y es que las fumarolas están por doquier, basta con detenerse un rato a mirar y ver vapor brotando de todos lados. El punto en contra es el penetrante olor a azufre que se vuelve insoportable por momentos, pero se compensa con la sensación de estar recorriendo un lugar fuera de este mundo.

Reparación DIY de un lente

Reparación DIY de un lente

Durante la travesía que hice en Marzo se me trabó el zoom del lente de la reflex. Es mi lente de cabecera y desde entonces estuve usando otro que tengo de respaldo. Lo suelo insultar bastante porque no enfoca tan rápido ni tiene la misma nitidez, pero me ha salvado las papas en un par de oportunidades así que lo sigo manteniendo.

Tardé dos días en encontrar un sitio donde explicaran cómo resolver el problema del zoom trabado y dos meses y medio para animarme a desarmar el lente. Eso lo hice hoy:

Seguí la instrucciones de este sitio y solo tuve que volverlo a desarmar para corregir un problema con el autofoco. Con dos horas de trabajo quedó reparado y solo se me rompió una pestañita de plástico al principio del desarmado.

La verdadera cuestión con hacer esto es la paciencia. Hay que estar tranquilos, ser ordenados con los tornillos y de ninguna manera hay que apurarse. Hace unos meses me apuré con una cámara de mano, rompí un cable y todavía está guardada, esperando que pueda reparar eso. Mientras tanto puedo seguir sacando fotos con la reflex.

Rotor motorizado para fotografía

Rotor motorizado para fotografía

Hace poco más de dos años, mientras procesaba una panorámica nocturna, tuve una idea bastante particular (que no les voy a contar porque todavía no logré hacerla). La idea es simple, pero no tenía idea de cómo llevarla a cabo. La tuve en la cabeza, dando vueltas ocasionalmente, hasta que concluí que debería ser controlado por una computadora. Estaba leyendo sobre los controladores Arduino y pensé que podría solucionarlo por ese lado.

Compré en DealExtreme un par de Arduino Nano, que en su momento eran los más pequeños, y me puse a experimentar con la programación y control de luces y motores. Para los que les gusta el DIY electrónico, los Arduino son el invento más entretenido de los últimos años. Con una programación muy simple se puede hacer de todo, y eso me resolvió mi gran negación a los PIC que siempre los vi como muy complicados de implementar.

Para el hardware recurrí a las impresoras, que suelen tener varios motores, ejes y engranajes para aprovechar. Desarmé unas cuantas hasta encontrar una Epson que tenía una estructura ideal. Una placa de acero unía el motor principal, los engranajes y los ejes. Recorté la placa y uno de los ejes para reducir el conjunto a lo mínimo necesario. Para la base del rotor elegí la caja de aluminio de un carry disk que no usaba. Con esto tenía la base del dispositivo que buscaba y volví al Arduino para empezar a programar el control del motor, lo que logré bastante rápido.

Fue recién ahí, cuando vi que tenía los elementos para lograr el rotor, que pensé en qué era lo que quería. La idea original era un rotor motorizado para mover la cámara de manera controlada durante sesiones de timelapse. Nada del otro mundo, es algo que existe comercialmente desde hace tiempo. Pero en base a mis intenciones tenía algunos requisitos que cumplir:

– Debía ser compacto y pesar menos de un 1 Kg ya que lo cargaría en la mochila.
– Debía ser capaz de soportar la reflex con el brazo panorámico, un conjunto que ronda los 2 Kg de peso.
– Debía ser simple de manipular y poder accionarlo con guantes.
– Debía funcionar con pilas.

Considerando que desde que corté el primer aluminio hasta que lo terminé pasaron 6 meses, en más de un momento pensé que tendría que haber apuntado más bajo en los requerimientos. La primer caja la armé con perfiles de aluminio y media caja de una fuente de PC, que corté y doblé pero que nunca me convenció la integridad estructural. La segunda caja la armé con más perfiles de aluminio y con media caja de una diskettera de 3.5″, que me quedó más pequeña y mucho más sólida. Todo el peso y tensiones recaen en dos rulemanes asentados en camas plásticas que torneé con Dremmel y que atornillé a la caja metálica. De esta manera el motor y los engranajes solo se encargan de girar el eje.

El primer eje era en dos partes, abajo el eje original de la impresora y arriba un bulón recortado para atornillarle un cabezal de trípode. Como esto no era muy estable fui a un tornero que me armó un eje más largo con la rosca incorporada, lo que debí hacer desde un principio. Gracias a esto el rotor soporta tranquilamente los 2 Kg desbalanceados de la cámara y el soporte panorámico.

La parte de control se hace por software, programando el Arduino. Mientras escribía el código se me fueron ocurriendo aplicaciones extras para el rotor. Originalmente solo tenía que girar y disparar, pero fui sumando distintas opciones para hacer panorámicas diurnas y nocturas, timelapses diurnos y nocturnos y a distintas velocidades de giro. Incluso programé un modo para que el rotor gire siguiendo el cielo, algo que será interesante de probar.

Todo esto implicó armar un panel de control con interruptores y luces en un diseño muy retro. Como era probable que hiciera frío y tuviera puesto mis guantes, hice todo bien separado para evitar problemas. La pieza más rara es un contador mecánico-digital que le saqué a una impresora Apple de la década de 1980 (supongo que se trataba de un identificador SCSI).

Todo el conjunto funciona a 5V que ingresan por el Arduino y alimentan el controlador de potencia para el que elegí un L293, un integrado simple y que funciona muy bien mientras no levante demasiada temperatura. El motor funciona originalmente con 12V, pero requieren de un controlador de potencia más grande y mayor batería y la única ventaja es un mayor torque. Pero con los 5V cumple con la torsión necesaria así que lo dejé para que funcione con USB o bien con 4 pilas AA recargables en un pack separado.

Cuando terminé de integrar todo y cerrar la caja la puse en una balanza y dio 600 gramos de peso, pilas incluidas. Con todos los requisitos cumplidos, ahora resta salir a probarla.