Ayer, por esos infortunios que suceden a veces, no pudimos volver a montar la muestra. Habíamos previsto incluso hacer un brindis reinauguración, que tuvimos que cancelar a último momento. Esta mañana fuimos, buscamos y colgamos las fotos sin problemas. Cuando le tocó el turno a las gigantografías, surgió un problema. Uno serio que se originó cuatro días antes.
El jueves pasado, como nos estaban corriendo de la sala, me ayudaron dos empleados municipales a desarmar la muestra. Descolgar las fotos fue rápido y fácil, pero las gigantografías eran otra historia. Estaban pegadas con cinta adhesiva de doble faz en todo su perímetro. Habíamos hecho eso porque debían durar 10 días ahí y después veríamos qué hacer con ellas. Despegarlas de los paneles fue sencillo, lo mismo que despejar del papel uno de los dos tipos de cinta que usamos (habíamos tomado la precaución de preparar el papel con cinta común, para simplificar este paso). EL otro tipo de cinta, la que sostenía las gigantografías, era más difícil de despegar. Requería tiempo y paciencia, así que le asigné ese trabajo a un muchacho para que sacara las cintas de las Torres del Paine, mientras yo me dedicaba a despegar y sacar las cintas del Tronador. Mientras hacíamos eso empezaron a entrar muebles e incluso se instaló una banda de músicos en franco descanso. Cuando terminé con Tronador, pregunté por las Torres del Paine y me respondió que ya estaba listo. Ante el apremio enrollamos todo y llevamos las fotos a la oficina de la Subsecretaría de Cultura, donde estuvieron hasta hoy.
Pero resulta que el empleado municipal que trabajó sobre las Torres del Paine no despegó todo el perímetro de la gigantografía, sino que dejó la cinta inferior y una lateral. En el apuro no tuve tiempo de comprobar esto y resultó que la cinta lateral se pegó sobre el Tronador y la inferior se pegó en la base de las Torres. Cuando reclamamos esto ante Cultura, como un desenlace de una larga cadena de fallas municipales, solo recibimos una simple excusa: que el empleado municipal se encarga de montar y desmontar escenarios y que me había ayudado de onda, sin saber cómo se desmonta una muestra artística. Cinco veces escuché esa excusa en no más de 10 minutos de discusión. Ante esta pared, montamos las gigantografías con las cintas visiblemente pegadas. Pese a que se había hablado de una compensación en tiempo por los días que me habían sacado, yo ya había tomado la decisión de retirar la muestra el próximo jueves, el plazo original.
La gigantografía del Tronador con la cinta pegada verticalmente sobre el costado derecho.
Un detalle del daño en la impresión. Pegué una cinta encima para evitar una rotura mayor.
Detalles de la cinta pegada en la gigantografía de Torres del Paine. Afortunadamente fue sobre el borde inferior, así que no se pierde mucho de la imagen.
Cuando montamos la muestra, existía la ilusión de que alguien se interesara en las gigantografías. Con la venta de una de ellas podríamos haber pagado los costes de la muestra. Ahora eso quedó deshecho. No solo por las cintas pegadas, sino que el enrollado y desenrollado y tener que trabajar con las gigantografías sobre el suelo sucio porque no había una mesa disponible hizo que se vean desgastadas. Cuando termine la muestra las recortaremos y tendremos como posters, pero lejos quedó esa impresión espectacular que nos sorprendió hace una semana, cuando vimos las gigantografías montadas en los paneles. Muy decepcionante.