Erupción del volcán Puyehue – Día 71
Se cumplieron 10 semanas de la erupción y después de varios días con nubes cerradas, donde no se vio la pluma, uno se ilusiona y se imagina que la erupción ya se terminó. Pero por supuesto que si esto sucede la noticia correrá por todos los medios y como eso no ha sucedido, se deduce que la erupción continúa aunque no la veamos. En estos días en los que no he estado sacando fotos me he dedicado a procesar las imágenes satelitales con el fin de ir identificando distintas cuestiones ambientales.
Hoy empiezo con los temblores.
El día de la erupción, el 4 de Junio, el SERNAGEOMIN registraba unos 230 sismos por hora. La mayoría de estos sismos eran instrumentales, no se percibían por la población. De esa enorme cantidad de sismos, 22 superaron el umbral de los 4 grados de movimiento. Los datos de estos 22 sismos fueron publicados por el USGS (earhquake.usgs.gov) con el que armé la siguiente imagen (incluye dos de fechas anteriores):
Lo interesante de esta imagen es que una parte de los temblores tuvieron su epicentro dentro del territorio argentino. ¿Por qué es interesante? Porque muchos medios aun insisten en mencionar «las cenizas del volcán chileno Puyehue». Si se quiere decir que el cono volcánico se encuentra en Chile, es correcto, pero el volcán es mucho más grande de lo que se ve y en las profundidades la realidad es otra. El volcán no tiene nacionalidad, sale de las entrañas de la Tierra y poco le importan los límites que ponemos los humanos.
También de la lista de sismos provista por el USGS armé el siguiente perfil donde se ve cómo se distribuyeron los epicentros bajo la cordillera:
Me gustaría poder contar con más puntos. No digo las decenas de miles de registros que deben tener si durante días obtuvieron más de 200 sismos por hora, pero con unos 100 o 200 puntos se debe tener una idea del tamaño y distribución de la cámara de magma que alimenta al volcán. Con solo 23 puntos (descarté uno que estaba muy profundo) se tiene una idea de cómo parte de abajo de Argentina y va saliendo hacia Chile, tal como sugiere esta ilustración que tomé de Wikipedia:
Erupción del volcán Puyehue – Día 61
«No es el volcán sino los medios de comunicación los que están ahogando a Bariloche»
Esto lo dicen los turistas que se animaron a venir a Bariloche. Es curioso lo que nos cuentan porque son cosas que a nosotros no nos llegan. Pese a los esfuerzos de nuestras autoridades, hay algunas cuestiones que todavía están rondando y que un par ya empiezan a tomar forma de mito.
Leyendo páginas y noticias de distintos diarios me he encontrado con algunas cosas que me han llamado la atención. Una de ellas es que con cierta frecuencia personas preguntan si siguen habiendo problemas de abastecimiento. Siempre que pude aclaré que nunca hubieron problemas de abastecimiento. En Bariloche, durante un día o dos tuvimos problemas de electricidad y lo que se vio en los supermercados y almacenes fue una fuerte demanda de algunos productos, pero en ningún momento hubo escasez. Lo más cercano, tal vez, es la falta de combustible en las estaciones de YPF, que por esas cuestiones de la política llegó a costar casi un peso más barato que otras marcas. Cuando necesité nafta fui y cargué sin problemas, solo que pagando un poco más caro.
Otra cuestión que todavía ronda es sobre la posible toxicidad de las cenizas. Veamos, entre Bariloche, Villa La Angostura, San Martín de los Andes, Junin de los Andes, Dina Huapi, Pilcaniyeu, Comallo, Ingeniero Jacobacci, Maquinchao y muchos pueblos más, en total sumamos alrededor de 200 mil habitantes (según Censo 2010). ¿Muertos por la ceniza? Ni uno. ¿Intoxicaciones? Ni una. ¿Problemas respiratorios? Un montón, pero por el polvo en sí. Si la ceniza hubiera sido tóxica hace rato que nos habríamos tenido que ir, estaríamos todos con sarpullidos, tosiendo sangre o cosas similares. Pero no, barremos más seguido de lo usual, nos lavamos el pelo el doble de veces, usamos antiparras para cruzar la calle… y seguimos acá. Después de dos meses respirando y bebiendo agua de los lagos y arroyos con ceniza, no hay un solo caso que genere alguna sospecha. Somos el más claro ejemplo de que la ceniza NO ES TOXICA.
Y como si los mitos no fueran suficientes, las aerolíneas siguen vendiendo pasajes sabiendo que no hay vuelos y sabiendo que no se sabe cuándo habrán. Y la gente compra sin preguntar. Entonces, al momento de la verdad, se encuentran con vuelos cancelados, demorados o reprogramados, palabra de moda para pasar el vuelo a otro día o hacer que aterrice en la ciudad más cercana, que en distancias patagónicas implican 300 o 400 kilómetros. Por esta razón los pasajeros se indignan pero las culpas no se las lleva la aerolínea sino la ciudad de Bariloche y alrededores. Esta situación frágil en el espacio aéreo no es tratada con seriedad por las aerolíneas ni por el Estado, que en vez de ser sinceros dan respuestas vagas que solo hacen dudar más a los turistas al punto que el Consulado de Brasil emitió un comunicado recomendando no viajar a Bariloche y Patagonia por esta improvisación aérea.
Bueno, para no ser tan mala onda, hoy la pluma se dejó ver con cierta belleza mientras se dirigía al Norte y antes de ir girando hacia el Este por el cambio de vientos. Además escribieron una nota en una página de España con un par de imágenes y una foto de mi autoría. Gracias por tomarme de referencia.