Reciclado de aceites comestibles
Desde que tenemos el precio del petróleo por las nubes de pronto todas las fuentes alternativas de energía parecen un buen negocio. Una de estas fuentes son los biocombustibles, un nombre lindo para seguir quemando en un motor algo que no haya salido de abajo de la tierra. El carbón, el gas y el petróleo son el resultado de un lento proceso que demoró millones de años, mientras que los biocombustibles se generan a partir de cultivos recientes. Pueden ser generados de diferentes formas, aunque la más efectiva y económica es procesar el producto directamente de plantas cultivadas para ese fin. Si es más ecológico que el petróleo y sus amigos, es para discutir en otro momento.
Si bien falta mucho para tener biocombustibles disponibles para todos, hay varias iniciativas aisladas que van teniendo forma y van funcionando. Una de ellas es el biodiesel, una mezcla de gasoil y aceite comestible. El biodiésel se dice ecológico porque desprende mucho menos dióxido de carbono y no emite dióxido de azufre. En cuanto al motor, funciona mejor con biodiésel y genera menos ruido. En la ciudad de Tres Arroyos, capital argentina del girasol, hay una planta de biodiesel que funciona bastante bien, aunque de manera limitada.
¿Pero qué podemos hacer nosotros, acá en Bariloche? El biodiesel puede ser fabricado con aceite usado de restaurantes y otros locales. En una ciudad con tantos restaurantes y cocinas como la nuestra, la cantidad de aceite circulando no debe ser poca. Hay gente que recolecta este aceite usado, lo filtra y hace su propia mezcla para circular con su vehículo particular. Lo que es básicamente un residuo se convierte en materia prima para un siguiente nivel de uso.
¿Cómo aprovecharlo masivamente? No creo que la cantidad de aceite resulte en un negocio como para poner una estación de servicio a nivel comercial. Los autos, camionetas y camiones consumen MUCHISIMO combustible. Toda el aceite consumido en Bariloche en un año podría no alcanzar para unas semanas de consumo normal de gasoil. Tal vez por eso que la idea nunca fue implementada, pero como sucede en otras veces, hay que bajar un poco la ambición y sacar provecho de lo que hay, aunque sea poco.
Algo que podría funcionar bien con el biodiesel es el transporte urbano de pasajeros. Lo vemos todos los días: colectivos despidiendo humo, ruidosos y funcionando mal, con empresarios quejándose constantemente del costo del combustible. ¿Y si le damos el biodiesel a ellos? Podríamos implementar lo que lleva haciendo la ciudad de Valencia desde hace unos años: reciclar el aceite usado de las cocinas de hoteles y restaurantes para subvencionar el transporte público.
El sistema es simple. En vez de desechar el aceite de manera normal éste se almacena en grandes tarros dentro de la cocina, en un lugar alejado de la comida y cerca de la puerta de salida. Regularmente un empleado municipal en una camioneta pasa por la cocina y se lleva el tarro dejando otro vacío. El empresario lo único que tiene que hacer es llenar el tarro apropiado. La Municipalidad, entonces, recolecta todo ese aceite usado y en una planta propia filtra el aceite y lo entrega a las empresas de transporte para que lo mezclen con el gasoil y así tener biodiesel. De esta manera el hotel y el restaurante arrojan menos desperdicios al sistema, se da empleo genuino a una cantidad de personas, se subvenciona el transporte público, los colectivos son más limpios y eficientes y queda la imagen de una ciudad preocupada por el medio ambiente. Es tan bueno que hasta da asco.
¿Y por qué no se implementa YA algo así? Y bueno, quiero imaginar que por desconocimiento y porque la gente desconfía de algo que parece tan bueno. Tal vez sea momento de empezar a presionar para que las cosas finalmente sucedan.
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