«No es el volcán sino los medios de comunicación los que están ahogando a Bariloche»
Esto lo dicen los turistas que se animaron a venir a Bariloche. Es curioso lo que nos cuentan porque son cosas que a nosotros no nos llegan. Pese a los esfuerzos de nuestras autoridades, hay algunas cuestiones que todavía están rondando y que un par ya empiezan a tomar forma de mito.
Leyendo páginas y noticias de distintos diarios me he encontrado con algunas cosas que me han llamado la atención. Una de ellas es que con cierta frecuencia personas preguntan si siguen habiendo problemas de abastecimiento. Siempre que pude aclaré que nunca hubieron problemas de abastecimiento. En Bariloche, durante un día o dos tuvimos problemas de electricidad y lo que se vio en los supermercados y almacenes fue una fuerte demanda de algunos productos, pero en ningún momento hubo escasez. Lo más cercano, tal vez, es la falta de combustible en las estaciones de YPF, que por esas cuestiones de la política llegó a costar casi un peso más barato que otras marcas. Cuando necesité nafta fui y cargué sin problemas, solo que pagando un poco más caro.
Otra cuestión que todavía ronda es sobre la posible toxicidad de las cenizas. Veamos, entre Bariloche, Villa La Angostura, San Martín de los Andes, Junin de los Andes, Dina Huapi, Pilcaniyeu, Comallo, Ingeniero Jacobacci, Maquinchao y muchos pueblos más, en total sumamos alrededor de 200 mil habitantes (según Censo 2010). ¿Muertos por la ceniza? Ni uno. ¿Intoxicaciones? Ni una. ¿Problemas respiratorios? Un montón, pero por el polvo en sí. Si la ceniza hubiera sido tóxica hace rato que nos habríamos tenido que ir, estaríamos todos con sarpullidos, tosiendo sangre o cosas similares. Pero no, barremos más seguido de lo usual, nos lavamos el pelo el doble de veces, usamos antiparras para cruzar la calle… y seguimos acá. Después de dos meses respirando y bebiendo agua de los lagos y arroyos con ceniza, no hay un solo caso que genere alguna sospecha. Somos el más claro ejemplo de que la ceniza NO ES TOXICA.
Y como si los mitos no fueran suficientes, las aerolíneas siguen vendiendo pasajes sabiendo que no hay vuelos y sabiendo que no se sabe cuándo habrán. Y la gente compra sin preguntar. Entonces, al momento de la verdad, se encuentran con vuelos cancelados, demorados o reprogramados, palabra de moda para pasar el vuelo a otro día o hacer que aterrice en la ciudad más cercana, que en distancias patagónicas implican 300 o 400 kilómetros. Por esta razón los pasajeros se indignan pero las culpas no se las lleva la aerolínea sino la ciudad de Bariloche y alrededores. Esta situación frágil en el espacio aéreo no es tratada con seriedad por las aerolíneas ni por el Estado, que en vez de ser sinceros dan respuestas vagas que solo hacen dudar más a los turistas al punto que el Consulado de Brasil emitió un comunicado recomendando no viajar a Bariloche y Patagonia por esta improvisación aérea.
Bueno, para no ser tan mala onda, hoy la pluma se dejó ver con cierta belleza mientras se dirigía al Norte y antes de ir girando hacia el Este por el cambio de vientos. Además escribieron una nota en una página de España con un par de imágenes y una foto de mi autoría. Gracias por tomarme de referencia.