Erupción del volcán Puyehue – Día 25
Ayer salieron publicadas dos noticias sobre los eventos volcánicos en nuestra región. El primero «Un hecho natural y repetido«, por el geólogo Carlos Beros y publicado en el diario digital Bariloche 2000, y el segundo «Las cenizas volcánicas y sus efectos sobre el suelo«, por Alicia Apcarian y Jorge Irisarri de la Universidad del Comahue y publicado en el diario Río Negro. Ambos muy interesantes que explican que los volcanes son parte de nuestro entorno.
Y hoy el diario Río Negro publicó una serie de notas que muestra que la fragilidad ante un evento de éstos está en nosotros, los seres humanos:
Las abejas también sufren el paso de las cenizas, lo que afectará a la polinización en primavera y en especial a los productores de miel.
La necesidad real se va a ver más adelante, sobre los problemas que ya se empiezan a vislumbrar que tendrá la gente en Villa La Angostura.
Crítica situación de los recicladores, sobre cómo la ceniza complicó directamente a los recicladores al dificultarles la recuperación de material, además de que la caída en la actividad turística también los afecta porque habrá menos material para recuperar.
Mientras algunos miran con tristeza a los bosques, lagos y ríos, es nuestra trama social la parte más frágil. La Naturaleza se las arreglará con la ceniza, tal como lo ha venido haciendo por millones de años. Nuestra zona está formada por la actividad volcánica y las especies biológicas han evolucionado para sobrevivir a los eventos. Pero es la sociedad la que está complicada, con una infraestructura poco preparada para soportar un evento que sale de lo cotidiano y donde rápidamente amenaza con ponernos contra las cuerdas. La solución no es volver a las cuevas, sino readaptarnos y pensar que ésto no es algo que ocurra muy de vez en cuando. En los poco más de 100 años que tiene Bariloche ya es la cuarta erupción volcánica que nos afecta. Si algo deberemos aprender de este evento es que no podemos dejar de estar preparados.