Para la muestra se me ocurrió combinar fotos de distintas épocas. Y como no tenía muchas tuve que salir a escanear. En lo de mis abuelos tuve que ser portátil y bastante criterioso, porque pasé de largo muchísimas fotos que me hubiera gustado digitalizar:
Después pasé a las fotos de mi padre, quien durante 10 años sacó en diapositivas. Según él no porque fuera mejor calidad sino porque era más barato. La calidad de las fotos es muy buena, con excelente color y contraste. Fue una de esas decisiones que no se pensaron pero salieron bien cuando se miran y comparan fotos de hace 25 a 35 años.
Pero el detalle acá es que no teníamos la menor idea de qué fotos habían. Habían 54 cajas de 36 fotos cada una. ¿Cómo encontrar las fotos que buscaba? En vez de ir mirando foto por foto con un proyector o un visor, se me ocurrió hacer una digitalización rápida y masiva, para lo que tuve que fabricar un dispositivo ad hoc:
El aparato en sí es un cuerpo Canon EOS 40D con un adaptador M42-EOS (para rosca Pentax), un duplicador Makinon, un gran angular Takumar 28 mm, varios anillos adaptadores para llegar al soporte Cokin, un tubo hecho de un vaso plástico recubierto en su interior por cartulina negra, un soporte para diapositivas hecho con acrílico de alto impacto y una fuente de luz hecha con 5 LED blancos alimentados por un cargador de celular, con la luz orientada y difuminada por una caja hecha por el mismo plástico de alto impacto. Además la cámara la disparaba por un cable y veía, para más comodidad, con un visor de ángulo. Con este engendro digitalicé unas 1800 fotos en 4 días, a razón de 12 rollos por hora. Con este catálogo pude encontrar las fotos que quería usar para armar los montajes. De las 1800 usé solo 6, y de esas solo 2 están expuestas. Las 4 restantes están en dos composiciones que quedaron fuera de la muestra (las puse al final de este archivo).
Cuando tuve todo escaneado, procesado e impreso, tocó montarlo en la sala y participar de la inauguración.
Gracias a mi novia Mariana por sacarme fotos en esos momentos de tantos nervios.
Y por último las dos composiciones que quedaron afuera porque ya eran muchas fotos y ser más caras a mis sentimientos:
En el refugio Lopez. A la izquierda mi hermano Diego y yo en 2002. A la derecha él y yo… unos 20 años antes.
El refugio Jakob hacia 1980 (mitad de arriba) y 2000 (mitad de abajo), en primavera (izquierda) y verano (derecha). Mi abuelo materno participó en la construcción de ese refugio en 1950. En la foto central de arriba está él junto con mi abuelo paterno. Mis tíos, Andi y Chule, fueron concesionarios del refugio desde 1980 hasta 1988. Casi todos los integrantes de mi familia tenemos alguna historia con ese lugar, que nos ha visto crecer así como lo hemos visto cambiar. Es como la quintaescencia de la montaña misma.