El cerro Lopez NO ES un volcán
Hace unos días alguien me preguntó si el Lopez explotaba o no. Primero pensé que era una broma, después resultó que me lo preguntaba en serio considerando que trabajo en el área de medio ambiente. Y le respondí que explotar no, pero que se va a desarmar, tal como lo ha estado haciendo por 10 millones de años.
El Lopez, como todos los cerros que nos rodean en 50 Km a la redonda, son el resultado de plegamientos tectónicos. La cordillera de los Andes existe por una de las fallas geológicas más extensas del mundo, donde la placa de Nazca (bajo el océano Pacífico) se hunde bajo la placa de Sudamérica, a la que levanta un poco, que en términos humanos son varios miles de metros.
Como cuando levantamos un poco de tierra con la pala, toda roca que se comprime y se levanta se resquebraja y acomoda. En lo que a respecta a las montañas, las grietas son las fallas que normalmente mencionamos y aparecen en los mapas geológicos. Estas fallas pueden ser locales o extenderse sobre cientos de kilómetros. El Valle Central de Chile es una falla larguísima donde la cordillera de la Costa se separa de la cordillera de los Andes. En el otro extremo tenemos pequeñas fallas que solo parten algún cerro por la mitad.
El cerro López no tiene una sino dos fallas, tal como muestra el mapa geológico del SEGEMAR. Básicamente el Lopez es un cerro de dos formaciones geológicas diferentes que se ha elevado por las presiones internas y que, por la fuerte pendiente de sus laderas, se rompe y desmorona. Cualquiera que haya caminado sobre éste u otro cerro de las cercanías puede atestiguar que TODOS los cerros están conformados por rocas quebradizas y por donde se mire o camine, hay rocas fragmentadas. ¡Incluso un cerro tiene por nombre «Piedra Frágil»!
Esto que sucedió con el Lopez no es raro y seguirá ocurriendo porque así es la cordillera. Sí, puede que los temblores provocados por el volcán Chaitén hayan sacudido las entrañas de las montañas y precipitaron fracturas pendientes de hace rato. Ahora nos «alarmamos» porque esta avalancha da contra la ciudad, pero en el verano veremos cuántas de estas encontraremos adentro en los valles. Paisajes como el de la foto no serán raros. Esta la saqué en Diciembre de 1999 desde el refugio Jakob. No había volcán y ni terremotos y sin embargo se cayó una roca y causó un lindo impacto. A eso le decimos «Naturaleza».
En un próximo post hablaré del Tronador, otro de los mitos de fábula del cual circulan demasiadas mentiras urbanas.