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Tormenta eléctrica – Enero de 2012

Tormenta eléctrica – Enero de 2012

A menos de un año de la última tormenta eléctrica, el fin de semana pasado se desató en Río Negro y Neuquén una interesante tormenta eléctrica que pasó por Bariloche y siguió camino hacia Chile, algo muy inusual. Por esta razón, a diferencia del año pasado las fotos las tengo mirando hacia el Oeste, en un interesante cambio de paisaje:

 

 

La tormenta abarcaba un campo visual bastante extenso, pero después de un rato se fue dirigiendo sobre el lago y cada vez hubo más luz, aunque también llegó la lluvia:

 

 

La esquina oscura era un paño para proteger a la cámara y el lente de la lluvia, que ya era intensa. Lo bueno es que pude capturar muchísimos más rayos que el año pasado y con tiempo elegiré los rayos más estéticos para componer una sola imagen que sintetice la tormenta.

Cerro Challhuaco – Diciembre de 2011

Cerro Challhuaco – Diciembre de 2011

El mes pasado subí con un amigo al cerro Challhuaco con la intención de sacar fotos de flores. Además fue la primera excursión para ese lado desde que erupcionó el volcán, por lo que también fue para ver cómo estaba la situación por allá.

Por la poca nieve que cayó, los manchones de nieve que suelen haber para esta época estaban reducidos a casi nada. Y además presentaban tonos grises bastante interesantes. Resulta que la nieve atrapa la ceniza que vuela y es así que se convierte en acumulador de ceniza. A medida que la nieve se derrite y la ceniza se seca, vuela en grandes nubes.

Poco antes de llegar a la cumbre saqué una panorámica del paisaje, cubierto en el horizonte con la pluma de ceniza:

Mirando de cerca, se ve bastante bien la ciudad en los barrios Frutillar y Nahuel Hue:

Y llegando al filo, encontré algunas de las flores que buscaba:

Erupción del volcán Puyehue – Día 190

Erupción del volcán Puyehue – Día 190

Entrando ya en la semana 28 y a 190 días del inicio de la erupción, continúo con la segunda parte de las fotos que saqué en Chile.

Esta vez es de un solo lugar, el Salto de los Novios, apenas un par de kilómetros de la Aduana Pajaritos del paso Cardenal Samoré. Es un salto muy estético que originalmente es de aguas cristalinas enmarcado en el bosque valdiviano.

Pero con la erupción del volcán el río es una de las dos principales cuencas afectadas por la caída de las cenizas, por lo que el agua transporta sedimentos de manera contínua desde hace meses y por lo tanto la cascada tiene un color amarronado. Si bien está a unos 14 km de la erupción, la cantidad de ceniza acumulada es relativamente poca pero muy gruesa, aunque es difícil de determinar qué se ha caído del cielo y qué ha sido transportado por el río.

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Bajando a la costa se hizo muy notorio el olor a azufre, apenas perceptible en el mirador que está unos metros más alto. Es la primera vez que lo huelo y es una clara demostración de lo cerca que se está del volcán. Sin embargo está lejos de ser molesto. Parado sobre una piedra saqué una pequeña panorámica de 360 grados para tener una mejor idea de cómo se ve en el lugar:

Si bien en las fotos se pierde la escala, la piedra pómez variaba entre 5 mm y 3-4 cm y las piedras más grandes estaban sobre rocas a más de dos metros sobre el nivel del río. No se veían marcas ni indicios de la altura a la que llegó el río, del que sé que subió bastante por momentos. Las crecidas debieron ser un espectáculo aparte.

Para terminar, las imágenes satelitales de hoy:

Erupción del volcán Puyehue – Día 184

Erupción del volcán Puyehue – Día 184

¡Cumplimos seis meses de erupción!

Ciertamente no esperábamos que fuera a durar tanto. La erupción arrancó antes del invierno y hasta los más pesimistas creíamos que terminaría antes de la primavera. Los políticos, en el otro extremo, pronosticaban que no sería problema de más de dos o tres semanas. ¡Manga de ilusos! Lo malo es que mucha gente les creyó y lo peor es que muchos funcionarios se agarraron de eso para no aprobar ayudas prometidas. Desde un primer momento se minimizó el asunto y aun hoy, después de seis meses de erupción ininterrumpida, se siguen pateando las ayudas y escondiendo los problemas. No en Bariloche, donde con un poco de cambio de hábitos la vida continúa bastante normal, ni en Villa La Angostura, donde las topadoras siguen cargando arena en enormes camiones y de a poco regresa el verde al paisaje. El problema son los alrededores, los parajes aislados y olvidados donde los animales se mueren por la falta de agua y comida, la gente se encierra en sus casas durante las interminables tormentas de polvo, sin estadísticas de afecciones pulmonares, daños a la vista, cambios en la calidad de vida, escolaridad alterada y un largo etcétera.

Pero eso lo desarrollaré más adelante. Hoy tengo otras cosas para mostrar. Hace una semana, casi en concidencia con estos seis meses, cruzamos a Chile y pude ver y fotografiar un paisaje casi surrealista, con bosques a medio camino entre un otoño-invierno y un incendio.

En ese lugar, cerca de donde sale el sendero a la cascada de Santa Ana, me metí dentro del bosque para satisfacer la curiosidad. Empecé pisando con cuidado, temiendo enterrarme en la arena, pero la verdad es que el suelo es muy compacto. Tal vez sea porque está saturado de agua o la mezcla de distintos tamaños de ceniza logró una masa bastante dura sobre la que se puede caminar con seguridad.

Y adentro del bosque recordé la sensación de estar en medio de un bosque quemado, monocromático y silencioso.

En Chile pude ver lo que me habían contado mis compañeros de trabajo, aunque las nubes de lluvia no dejaban ver mucho. En cercanías del volcán, entre 15 y 20 kilómetros del cráter, los árboles han perdido las hojas o las tienen de color marron, como si estuviéramos en otoño. En Chile la mayoría de los árboles son perennes, el siempreverde valdiviano es muy característico y por eso ver un paisaje amarronado llama mucho la atención aun cuando en el suelo hay menos ceniza acumulada que en el paso.

Todavía se estudian las causas, pero las sospechas pasan por la lluvia ácida que podría estar cayendo de manera casi continua por estos meses, por cambios en la química del suelo, por asfixia de las raíces con la ceniza compactada o incluso por la caída de la ceniza caliente en el primer día. Seguramente no haya un único culpable sino que sea una combinación de factores, como suele suceder en eventos de esta complejidad.

Y para cerrar, las imágenes satelitales de hoy, con la pluma que estuvo dirigiéndose al norte y que a última hora se dejó ver en el horizonte, cuando las nubes de tormenta se fueron dispersando.